Por: Cristian Mundaca
Durante la noche del jueves 5 de marzo la aparición de Yerko Puchento fue trending topic y el programa Vértigo obtuvo un promedio de 14,7 puntos de rating con un peak de 21 puntos. La rutina del comediante se centró en los casos Penta y Caval. A través de la sátira dio a conocer una serie de datos de estos casos y remarcó el nepotismo presente en gobierno. Sobre este mismo tema el lunes 2 de marzo TVN realizó un programa especial y su rating, según TIMEIBOPE, no estuvo entre los mejores 10 del día (el décimo lugar fue de 11,7 puntos).
Es claro que a partir del rating de dos programas de televisión en dos días específicos no puede inferirse nada. No son datos suficientes para generar conclusiones. Sin embargo, considerando que las teleseries son los programas con más rating, es posible señalar que la política no es el mayor interés de quienes ven televisión. Sin embargo esto es explicable por el hecho de que los medios actuales compiten por el mismo público a los mismos horarios con programación similar y existe una baja en los niveles de satisfacción de quienes ven estos programas[1]
Al poco interés en la política se le suma la poca confianza en las instituciones políticas del país, (solo un 6,4 % y 4,4 % de los chilenos tiene mucha o bastante confianza en el Congreso y los partidos políticos, respectivamente, según la encuesta UDP del 2014). Estos dos elementos se traducen en baja participación al momento de votar. Sin ir más lejos, para las últimas elecciones presidenciales[2] votaron 5.697.751 personas, esto es 1.505.620 personas menos que en las elecciones presidenciales 2009. En pocas palabras, la Presidenta Bachelet fue electa con 3.470.379 votos, una pequeña porción de los más de 16 millones de habitantes que tiene el país.
Por otra parte en las elecciones municipales[3] del 2012 (estreno del voto voluntario) votaron 5.790.916 personas, lo que corresponde a 1.168.158 votos menos que en la elección anterior.
Para echar más leña al fuego, se ha demostrado que el voto voluntario tiene un sesgo de clase que se refleja en una correlación directa entre el nivel socioeconómico y la participación. Lo que significa que las personas con más recursos son quienes más van a las urnas.
Todo lo anterior no es un tema menor. El año pasado el sistema electoral Binominal fue reemplazado por otro sistema electoral más proporcional y el distritaje ha cambiado. Junto con esto se dio mayores facilidades para formar partidos, se estableció un incentivo a la elección de mujeres y se aumentó el número de escaños a repartir. Actualmente en el Congreso se discute un proyecto de ley sobre financiamiento a los partidos políticos y en ella se establece financiamiento permanente. Esta combinación es fatal para el sistema pues hace un llamado indirecto a la formación de partidos en función de caudillos.
A pesar de todo, Fatmagul, Pituca sin lucas y Ezel es lo más visto por los chilenos en televisión.
La intención de esto no es criticar los intereses de las personas ni el momento de distracción y ocio que todos tienen derecho a usar a su gusto, simplemente quisiera mencionar una idea rápida. Para opinar es necesario informarse, es igualmente importante la información para la participación cívica y el voto.
Si preferimos ver una teleserie antes que informarnos, descansar antes de participar y votar, ¿Quiénes serán los que elijan a los que toman las decisiones en el Congreso? ¿Quién, sino la misma elite que siempre ha votado, seguirá haciéndolo?
Es cierto, PENTA y CAVAL golpean bajo y fuerte a la clase política chilena y es probable que sea solo la punta del iceberg, sin embargo si son siempre los mismos los que votan y participan ¿Quién elige y controla a los elegidos?
[1] Arriagada, A. y Navia, P. (2013) Medios y audiencias, democracia y ciudadanos. En A. Arriagada (ed.) y P. Navia (ed.), Intermedios medios de comunicación y democracia en Chile (pp. 11–34). Santiago, Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.
[2] Votación de segunda vuelta según datos de SERVEL.
[3] Votación por alcaldes según datos de SERVEL.
